Jesús Aguado tiene una visión poética singular que destaca no solo por el modo en que escribe poesía, sino por la apertura que ha manifestado hacia otras tradiciones. Su interés por lo
devocional conecta con lo más antiguo de la literatura y del ser: un respeto hacia lo trascendente que no siempre tiene que ver con un dios, sino con el despojo y cuanto liga al ser humano con
la tierra. Esta antología, prologada por Vicente Luis Mora, nos acerca una sabiduría vital y literaria que nace del contacto y la comunión con los otros. «La diversidad de la obra de Jesús
Aguado, enemiga de seguir dos veces la misma estrategia estética, no invita precisamente a lanzarse a un examen de su compilación como si fuera un libro orgánico. [...] La abundancia de su obra
y las diferentes versiones secuenciales de la misma recomiendan ahorrar visiones reduccionistas al lector que se acerca a este agrupamiento, visiones por lo demás opuestas al natural mutante y
sincrónico del autor, que prefiere las verdades múltiples y los grupos de personas a las unicidades y que es más heraclitiano que parmenídeo.» VICENTE LUIS MORA