Nadie puede decir que Sam haya tenido una vida fácil. Por eso, hizo lo que cualquiera habría hecho en su lugar: esconderse. Sin embargo, su mundo se vuelve del revés cuando se ve obligada a ir
a vivir con una familia… ¡para hacer ni más ni menos que de NIÑERA! Sam tendrá que lidiar con unos mellizos traviesos, una pareja en dificultades y un hombre del que se siente atraída desde el
primer día aun sabiendo que está completamente fuera de su alcance. Si añadimos, además, una lora gris africana que se arranca las plumas, una cocinera senil, una novia celosa, el exnovio que
le rompió el corazón hace tres años y alguna que otra muerte imprevista, ¡tendremos entre manos una tormenta de dimensiones formidables! Lo que ella no sabe es que, al final, todo será mucho
mejor. Que después de la tormenta siempre viene la calma…