Estas memorias imprevisibles y despiadadas se remontan a 1997, antes de que Vann triunfara con su primera novela Sukkwand Island. Por aquel entonces, David Vann era un profesor de treintaiún
años que se ganaba la vida impartiendo clases de escritura creativa en Stanford y organizando
chárters náuticos educativos en su propio barco como una apuesta al futuro. En una travesía el barco se estropeó y quedó anclado ante las costas de Puerto Chiapas, también conocido como
Puerto Madero, un lugar dejado de la mano de Dios en la costa oeste mexicana con la frontera guatemalteca, centro del narcotráfico y territorio de prostitutas, policías corruptos y niños con
amenazantes ametralladoras.