La poesia no debe refugiarse en atalayas y torres de marfil tranquilizadoras, sino asumir el riesgo, el peligro y la complejidad: ese es el designio que anima, que ha animado siempre, a Juan
Gelman. Y en El emperrado corazon amora vuelve a cumplir, en su riesgo y complejidad si cabe mayores, esa voluntad. Esta poesia, que aborda con un dominio absoluto de la expresion el amor, la
(perra) injusticia, el dolor, la vacuidad y el mal, desprende una vision rota, dura, lucida y desencantada de la naturaleza humana. Pese a todo, a veces la tension se resuelve en la serenidad,
quiza gracias a 竄la hermosura que vaga agarrada a todas las cosas罈 y a la perseverancia del corazon.