Con unos matones de Las Vegas pisándole los talones, Celeste Cavanaugh no encontró otra salida: tenía que suplicarle ayuda a Phillip Westin, un atractivo ex marine, el único hombre al que había
amado en toda su vida. él ya la había rescatado una vez y le había ofrecido matrimonio, pero Celeste había querido algo más.
La letra de la única canción de éxito de Celeste resonaba en la cabeza de Phillip mientras los recuerdos de las noches que había compartido con ella le hacían hervir la sangre. Celeste le
había roto el corazón y luego lo había abandonado. Ahora había vuelto y necesitaba su ayuda otra vez. Y esa vez Phillip no pensaba aceptar nada menos que su corazón.