That Otto and Maya have found each other, lived happily ever after, and ate partridges is a nice and typical end to a tale. But what is not typical is how they found each other and how their
dog became an astronaut. This dreamlike and surreal story highlights the connections that bind everyone together that are not visible at first sight—how dreams change reality and how reality
can be absurd.
Que Otto y Maya se encuentren, vivan felices y coman perdices es un bonito y típico final de cuento. Lo que no es nada típico es cómo se encontraron, y menos típico aún cómo su perro se
convirtió en astronauta. Esta historia onírica y surrealista muestra los vínculos inapreciables a simple vista que ligan unos a otros, cómo los sueños cambian la realidad y cómo la
realidad puede ser un sencillo disparate.